El caso es que entre otros destrozos, hundió dos terrazas de dos parcelas distintas (ambas de olivar).
Esta fue tan grande, que la tuvo que arreglarla una máquina excavadora que envió el ayuntamiento. El acceso a todas las parcelas estaba cortado en varios tramos (al final el mio fue un corrimiento pequeño en comparación).

Así me la encontré la primera vez que la vi.

Pensamos reforzarlo con cemento, pero por ahora se quedará al natural.
Lo primero fue apartarlas del camino para que el resto de vecinos pudiera pasar, arreglarla no me corría prisa (al menos no hasta el otoño).
También levantar toda la piedra suelta, para poder empezar a poner piedra sobre una base sólida.


Solo sabía que tenía que poner las piedras de forma lógica, y hacer pendiente hacia adentro (la hilada inferior debe sobresalir más que la que tiene encima).
Con mi padre hice algunas hormas y la verdad que el resultado no le hubiera gustado mucho con lo perfeccionista que era. Cuando veo las que hizo él solo, con mi ayuda, o con la ayuda de otras personas (como Alejo) me parto de risa al comparalas con mi "churro".
En definitiva no estoy satisfecho con el resultado, pero sí con el proceso por que me he acordado mucho de él mientras lo construía.




Aquí mi cuñado "rematando"


Para evitar que se vuelva a romper (o al menos para retrasar el derrumbe), hemos dado salida al torrente natural que provocó el desastre.
